Hoy, si me permiten, quisiera compartir una entrada diferente a las habituales, pero que está profundamente relacionada con nuestra disciplina. Voy a rendir homenaje a una figura histórica que, si aún no la conocés, te aseguro que merece toda tu atención.
Vamos a viajar en el tiempo, por allá al 1800 para presentarte a Ada Byron, conocida mundialmente como Ada Lovelace. Considerada la tatarabuela de los programadores, Ada es un ícono en la historia de la informática. Fue la primera persona en escribir un programa diseñado específicamente para ser ejecutado en una máquina, un logro extraordinario para su época.
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imagen obtenida de britannica.com |
Primeros años y formación
Ada nació el 10 de diciembre de 1815 en Londres, Inglaterra, hija del célebre poeta romántico Lord Byron y de Anne Isabella Milbanke, una mujer con una formación matemática excepcional. Desde pequeña, su educación estuvo marcada por la dualidad de sus progenitores: mientras que su padre la incentivaba hacia el mundo de las letras y el arte, su madre la dirigió hacia las ciencias, especialmente las matemáticas. A lo largo de su vida, Ada demostró una capacidad intelectual extraordinaria.
Fue discípula de Augustus De Morgan, uno de los matemáticos más destacados de la época, quien quedó impresionado por su talento pero, en un contexto social donde la ciencia era considerada un campo exclusivamente masculino, finalmente dejó de enseñarle debido a que Ada "hacía demasiadas preguntas". Para las mujeres del siglo XIX, no era común el acceso al conocimiento en estas disciplinas y era extremadamente limitado.
La colaboración con Charles Babbage
¿Por qué Ada Lovelace es conocida como la primera programadora de la historia? Su legado en la informática comenzó con su colaboración con Charles Babbage, el inventor de la Máquina Analítica, un diseño visionario de lo que hoy consideraríamos una computadora mecánica. Aunque la máquina nunca llegó a ser construida en su totalidad, Ada entendió su potencial más allá de los cálculos matemáticos.
En 1842, Ada tradujo un artículo del matemático italiano Luigi Federico Menabrea sobre la Máquina Analítica, pero no se limitó a una simple traducción. Añadió un conjunto de notas propias que triplicaban la longitud del texto original. En estas notas, Ada describió cómo podía programarse la máquina para calcular los números de Bernoulli, un algoritmo que hoy es reconocido como el primer programa de computadora. Estas instrucciones, elaboradas meticulosamente, marcaban el inicio de la programación como disciplina.
Además, Ada fue la primera persona en vislumbrar que las computadoras podrían ir más allá de los números: podrían procesar texto, música o cualquier otro tipo de dato si estos se codificaban adecuadamente, una idea que estaba adelantada por más de un siglo a su tiempo.
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Diagrama de lo que se conoce como el primer progama imagen obtenida de mujeresconciencia.com |
Vida personal
En 1835, Ada se casó con William King, conde de Lovelace, adoptando el título por el que sería conocida. Juntos tuvieron tres hijos, aunque su matrimonio no fue particularmente feliz. Ada mantuvo una vida llena de altibajos emocionales y de salud, exacerbados por enfermedades crónicas. Falleció a los 36 años, el 27 de noviembre de 1852, probablemente a causa de las sangrías provocadas por los médicos de la época en un intento de curar de cáncer de útero que padecía.
A pesar de que su vida fue breve, el impacto de Ada en la informática ha trascendido siglos. En 1979, el Departamento de Defensa de los Estados Unidos honró su memoria al nombrar el lenguaje de programación ADA en su honor, un lenguaje que se utiliza especialmente en sistemas críticos como la aviación y la defensa. Su legado también se celebra cada año en el Ada Lovelace Day, un evento dedicado a resaltar los logros de las mujeres en STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas).
La relevancia de Ada Lovelace en la modernidad
La historia de Ada Lovelace nos recuerda la importancia de perseguir nuestras pasiones, sin importar las barreras sociales o de género. Su vida es un símbolo de la capacidad humana para imaginar y construir el futuro, y nos inspira a nunca dejar de aprender ni de cuestionar.
En un mundo donde la tecnología avanza constantemente, es crucial mantener viva la memoria de pioneros como Ada, no solo para honrar su legado, sino también para incentivar a nuevas generaciones a explorar, innovar y cambiar el mundo.
La educación, la cultura y la curiosidad, no discriminan: aprender y soñar es para todos los seres.
Me gustaría dedicar una mención especial a mi profesora de Java, Soledad, con quien tuve el placer de compartir y de escuchar con mucho entusiasmo un poquito de la vida de Ada hace ya algunos años. Fue un verdadero placer coincidir en esta línea de tiempo con ella, así como con todos aquellos docentes que han dejado una huella a lo largo de mi aprendizaje, tanto lo bueno como lo "no tan bueno".
Prometo llevar siempre conmigo la esencia de lo que cada uno de ellos me ha impartido, hacia donde la vida me conduzca y, quién sabe, quizá también 'más allá', insinuando un legado que trasciende esta vida tan terrenal.
Hasta la próxima.